Imprescindible en la cocina: el horno

Un horno en casa es útil e importante. Siempre será un firme aliado con el que podemos preparar cientos de platos cómodamente sin ensuciar muchos enseres.

Usar el horno como instrumento de cocina es una práctica que viene de antiguo: los judíos como no pueden utilizar ningún aparato ni maquinaria durante el shabat (la fiesta judía del sábado),  meten su comida en el horno el viernes a última hora y la dejan cocinar a fuego súper lento hasta el momento de comer que les llegara en su punto y calentita.

Con el horno podrás elaborar platos muy sofisticados controlando la temperatura y sin apenas ensuciar nada. Y de forma muy sencilla, sin quemarte con el aceite y de forma más sana y natural.

Los hornos han evolucionado mucho y ya no tienen nada que ver con los de las cocinas domésticas antiguas. Hoy pueden ser hornos polivalentes, con los mandos de la cocina incorporados, o independientes, que puedes situar en el lugar más idóneo de tu cocina.

Para hacer un buen uso de este fantástico aparato hay que seguir una serie de premisas imprescindibles, normas de seguridad y los pasos necesarios para su correcta optimización.

Normas básicas para usar el horno:

– No abras el horno de frente, te saldrá una bocanada de calor desagradable y peligroso, nada buena para tu piel, siempre de lado,  que se abra la puerta y el calor no te pueda alcanzar.

– Utiliza los utensilios adecuados para no quemarte al retirar los alimentos: manoplas o guantes (silicona, tela guateada, aluminio…) o pinzas diseñadas para este uso.

– Precalienta el horno antes de su utilización, así el calor se repartirá uniforme por todo el alimento.

– Selecciona el tipo de calor, la temperatura y la altura a la que colocaras la rejilla y si pones el ventilador o no. Si el calor nos viene del suelo del horno la pondremos en el piso más bajo, si queremos gratinar la pondremos lo más próximo posible al grill y si la cocción es uniforme y por todos los lados en la ranura de la mitad.

– Controla el tiempo para que no se te quemen tus recetas, ten en cuenta el ingrediente que estas cocinando y los tiempos que necesita.

Utiliza la vajilla adecuada:

– Gres y cerámica: se fabrican con arcillas naturales o pastas de arcillas plásticas refractarias y materiales desengrasantes como el sílice o el feldespato. Son muy duras y resisten altas temperaturas, mantienen el calor durante un largo periodo, son fáciles de lavar y se pueden meter en el congelador.

– Porcelana:   se obtiene partiendo de una mezcla de caolín, cuarzo y feldespato, es muy resistente pero menos que la cerámica o el gres y es más delicada ya que se raya fácilmente por lo que tendrás que tener cuidado al limpiarlas y no usar estropajos metálicos.

– Silicona: la silicona es un polímero inorgánico formado por átomos alternativos de silicio y oxigeno muy resistente a altas temperaturas lo que lo convierte en un material muy adecuado para utilizar en el horno. Son muy ligeros y fáciles de usar.

– Vidrio: al seleccionar el vidrio que vamos a utilizar en el horno tendremos que tener en cuenta su fabricación y que sea adecuado para este menester, así con el virio convencional tendremos que tener cuidado de que la temperatura  no pase los 100ºC ya que podría romperse. Es más seguro utilizar vidrio templado o borosilicado que aguanta temperaturas muy altas y se limpia fenomenal. Además tenemos donde elegir, hay fuentes de todos los tamaños que quieras y con la forma más adecuada para que tu guiso salga perfecto, se puede presentar en la mesa.

– Acero inoxidable, hierro fundido,  metal y aluminio: hay infinidad de fuentes de horno elaboradas con estos materiales, algunas van recubiertas en su interior con teflón, un material antiadherente. Su estética es menos vistosa que la cerámica por lo que si quieres sacar directamente a la mesa no es una buena opción además, resultan más difíciles de limpiar.

– Barro: su uso es tradicional así como su estética, se usan para cocciones lentas y se pueden presentar en la mesa. Hay que tratarlos antes de su uso y no ponerlos al fuego sin una protección ya que no aguantan los cambios térmicos ni la llama directa.

En esta lista hemos incluido los materiales convencionales, pero una sartén con el mango de  metal o los tradicionales de madera o pasta forrados con aluminio nos servirán estupendamente, también podemos usar  cualquier cazuela que tengamos en la cocina pero teniendo en cuenta las asas no las vayas a quemar, siempre hay que cubrirlas para que no les dé el fuego directo.

Limpieza del horno:

Para mantener el horno en perfecto estado, deberemos cuidar su limpieza. Para este menester hay dos opciones: comprar un producto específico, normalmente un aerosol que son muy eficaces pero también muy agresivos, o utilizar un método natural y ecológico. Hay gran cantidad de métodos naturales que podemos usar y nos darán un excelente resultado.

La sal: espolvorear el horno con sal cuando esté caliente, dejarla como mínimo dos horas  y retirarla con una espátula y una bayeta húmeda.

El bicarbonato: prepara una mezcla de bicarbonato disuelto en agua tibia, extiéndela por el horno caliente y deja que actué mínimo una hora, después se retirará con una bayeta empapada en vinagre.

Vinagre: pasar un paño empapado en vinagre, dejar actuar y secar con papel absorbente o colocar dentro del horno caliente un recipiente con agua y vinagre, los vapores desprenderán la grasa cuando puedas manipular y ya no te quemes pasa una bayeta mojada en agua con vinagre.

¿Cuántas formas de cocinar y tipos de cocción existen con un horno?

–   Asar: se trata de cocinar alimentos sin líquidos, generalmente se untan con una grasa para que el calor se esparza por todo el alimento y se ase armoniosamente.

–   Gratinar: pondremos un calor intenso directamente sobre el alimento que caramelizará rápidamente formando una costra.

–   A la sal: consiste en enterrar en sal el alimento seleccionado (pescado, verdura, carne…) y dejar cocinar a fuego medio mínimo una hora, el tiempo dependerá de la materia prima y de su tamaño.

–   Al baño María: en esta técnica sumergimos dentro del agua a una temperatura constante (nunca debe hervir), el recipiente que contiene la comida debe estar bien cerrado para que no le entre el agua

–   En papillote: se trata de envolver los alimentos dentro de papel de aluminio o vegetal que cerraremos con mucho esmero para que no pierda los líquidos.

–   Cocciones lentas: vamos a cocinar a fuego lento, nunca bajaremos la temperatura  por debajo de 50ºC, es peligroso y los alimentos se pueden contaminar. Es una forma muy cómoda y limpia de cocinar, además los guisos así elaborados quedan riquísimos.

Con estos conocimientos ya estamos listos para utilizar nuestro horno. En Nolte Cocinas Málaga te ayudaremos y asesoraremos sobre cualquier duda que tengas respecto a tu cocina.

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