La cocina: la estancia más amorosa de una casa
La cocina es la estancia más amorosa de una casa, y eso es aún más cierto si tu cocina resulta ser de Áltico. Y siendo febrero, como es, el mes del amor por excelencia, ¿cómo no íbamos nosotros a entonar un canto al amor desde los fogones?
Porque el amor está en el aire, y a nosotros nos encanta celebrarlo. Y una de las cosas que más apetece hacer para celebrar es ¡organizar reuniones! ¿Y cuál es la estrella de las reuniones aparte de las personas que acuden a ellas? ¡La comida, claro!
Es ahí donde entra, y volvemos a lo que decíamos al principio, uno de nuestros amores más cotidianos: el amor a nuestra cocina: la estancia más acogedora, la que más invita a la congregación; el rincón más cálido, más seguro, más apetecible de una casa. Más aún si se trata de una cocina de Áltico, pero eso ya lo sabes tú de sobra.
¿Y si se trata de una cocina en la que, además, se están confeccionando platos buenísimos? Entonces, imagínate, ya es que estamos hablando de amor infinito. Y como el amor es justo de lo que hemos venido a hablar hoy, vamos a proponerte un súper menú lleno de cariño para tus celebraciones de febrero.
De primero vamos a preparar una ensalada de canónigos y rúcula con frutos rojos, uvas, almendras y queso, con aderezo de miel con vinagre de Módena. Se trata de una receta muy antioxidante, -¡que el amor es también cuidarse!-, y muy, muy rica, y que encima invita a los arrumacos, por aquello de uvas con queso…
De segundo, ¿qué te parecerá una riquísima lubina con patatas panaderas y salsa de avellanas? ¡Pues aquí te dejamos una receta estupenda a la que, además, puedes añadir sidra o champán! En fin, más romántico que eso, poco…
Y de postre, ¿qué tal un buen coulant de chocolate? Porque, como ya sabes, el chocolate incentiva la producción de las endorfinas, -también conocidas como las hormonas de la felicidad- y además, ¡ya hemos tomado la fruta en el primer plato!
Bueno, pues nosotros ya hemos cumplido nuestra misión de hoy que era, darte amorcito, y animarte a que, si estás pensando en cambiar de cocina, vengas a vernos. Porque las cocinas de Áltico, de verdad, de verdad de la buena, son puro amor.
¡Estamos en calle Martínez de la Rosa, 33!
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